La Revolución Rusa de 1917 transformó el Imperio ruso, poniendo fin a la autocracia zarista y dando paso al gobierno bolchevique. Este cambio radical fue precedido por la industrialización tardía, la oposición política y la crisis de la Primera Guerra Mundial. La abdicación de Nicolás II durante la Revolución de Febrero y el posterior triunfo de Lenin en Octubre marcaron el inicio de la URSS, que perduró hasta 1991.
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El Imperio ruso se encontraba en una situación económica desfavorable en comparación con las potencias europeas
Resistencia a reformas constitucionales
La autocracia zarista liderada por Nicolás II se oponía a cualquier intento de reforma constitucional
Represión de la disidencia
El régimen zarista reprimía cualquier forma de disidencia mediante el uso de la fuerza
A pesar de la industrialización y el crecimiento de la clase obrera, no hubo cambios políticos significativos en el Imperio ruso
La oposición al régimen zarista se intensificó con la aparición de partidos políticos clandestinos
Los partidos políticos clandestinos demandaban cambios radicales en el sistema político del Imperio ruso
Domingo Sangriento
La Revolución de 1905 se caracterizó por el Domingo Sangriento, en el que cientos de manifestantes fueron asesinados por las fuerzas zaristas
Emergencia de los soviets
Durante la Revolución de 1905, surgieron los soviets como órganos de poder de obreros y soldados
A pesar de las reformas, el régimen zarista seguía obstruyendo el avance hacia una mayor democracia en el Imperio ruso
La Primera Guerra Mundial agravó las debilidades estructurales del Imperio ruso, afectando su economía y evidenciando las carencias de su ejército y administración
Durante la Primera Guerra Mundial, la escasez de alimentos y el encarecimiento de la vida en las ciudades contribuyeron al descontento popular en el Imperio ruso
La incompetencia de Nicolás II, quien tomó el mando directo de las fuerzas armadas, fue uno de los factores que precipitó la caída del zarismo en Rusia
La Revolución de Febrero de 1917 se originó en Petrogrado (anteriormente San Petersburgo) con huelgas y protestas que se amplificaron con la participación de mujeres y soldados
La incapacidad del zar para atender la crisis resultó en su abdicación y el fin de la monarquía rusa
Tras la Revolución de Febrero, emergieron dos autoridades en Rusia: el Gobierno Provisional y los soviets, lo que complicó la transición política en el país