La Revolución Rusa transformó el Imperio Ruso, marcando el fin de la monarquía zarista y el inicio del gobierno bolchevique. Este periodo estuvo caracterizado por la lucha de clases, el surgimiento de partidos políticos y la influencia de líderes como Lenin. La derrota en la Guerra Ruso-Japonesa y la Primera Guerra Mundial exacerbó las tensiones, culminando en las revoluciones de Febrero y Octubre de 1917, que alteraron el curso de la historia.
Mostrar más
Los zares de la dinastía Romanov gobernaron Rusia con un poder absoluto durante los siglos XVII y XVIII
Durante los siglos XVII y XVIII, Rusia se consolidó como una gran potencia gracias a su estabilidad política, extensión territorial y poderío militar
A finales del siglo XIX y comienzos del XX, Rusia se encontraba atrasada tecnológica y económicamente en comparación con otras potencias europeas que habían avanzado hacia la industrialización y adoptado sistemas políticos más liberales
La estructura socioeconómica rusa estaba dominada por una población mayoritariamente campesina, sujeta a prácticas feudales
La industrialización incipiente en ciudades como Moscú y San Petersburgo dio origen a una naciente clase obrera y una burguesía industrial en Rusia
La creciente clase obrera rusa se organizó en el Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia, que se dividió en dos facciones: los mencheviques y los bolcheviques
La humillante derrota de Rusia en la Guerra Ruso-Japonesa socavó la autoridad del zar y desató revueltas internas en el país
La violenta represión de las revueltas y la emergencia de los soviets, consejos de obreros y soldados, señalaron un cambio decisivo en la dinámica política de Rusia
Ante la creciente presión social y política, el zar Nicolás II se vio obligado a implementar reformas en Rusia
La entrada de Rusia en la Primera Guerra Mundial agravó las tensiones existentes y llevó a una crisis económica y un descontento generalizado en el país
Lenin, desde el exilio, condenaba la Primera Guerra Mundial como una guerra imperialista y promovía la idea de que la derrota de Rusia podría precipitar la caída del régimen zarista y el ascenso del proletariado al poder
El malestar generalizado por la guerra y la ausencia del zar, que había asumido el mando del ejército en el frente, crearon un vacío de poder que desembocó en la Revolución de Febrero de 1917 y la abdicación del zar
La abdicación del zar dio paso a la formación de un Gobierno Provisional, integrado por miembros de la Duma disuelta, y al resurgimiento del soviet de Petrogrado como una fuerza política alternativa
Existía una tensión palpable entre el Gobierno Provisional, que deseaba continuar la participación de Rusia en la guerra, y el soviet, que presionaba por la paz