La dominancia y preferencia lateral en niños se establece entre los 2 y 6 años, siendo clave para el desarrollo de habilidades motrices y la orientación espacial. La construcción del esquema corporal y el desarrollo psicomotor, desde reflejos innatos hasta la coordinación motriz, son esenciales en la primera infancia.
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La lateralidad es la tendencia a utilizar preferentemente un lado del cuerpo, asociada con la dominancia de uno de los hemisferios cerebrales
Etapa crítica para el aprendizaje de habilidades motrices finas
La consolidación de la dominancia lateral ocurre alrededor de los 5 o 6 años, etapa crítica para el aprendizaje de habilidades motrices finas como la escritura
Lateralidad motora
La lateralidad motora afecta principalmente a manos y pies
Lateralidad sensorial
La lateralidad sensorial involucra la visión y la audición
El esquema corporal es la conciencia que tenemos de nuestro cuerpo, sus partes, movimientos y límites
Etapas del desarrollo del esquema corporal
El desarrollo del esquema corporal se da en etapas, comenzando con el reconocimiento de las partes del cuerpo y culminando con una representación mental completa del mismo
Respeto del propio cuerpo
La educación del esquema corporal incluye el conocimiento y respeto del propio cuerpo
Desarrollo de la lateralidad
La educación del esquema corporal también incluye el desarrollo de la lateralidad
Mejora de habilidades perceptivo-motrices
La educación del esquema corporal también busca mejorar las habilidades perceptivo-motrices respetando el ritmo de maduración individual de cada niño
El desarrollo psicomotor en la primera infancia es un proceso que implica la maduración de reflejos, el control del tono muscular y la coordinación de movimientos
Importancia de los reflejos innatos
Los reflejos innatos, como el de succión y prensión, son fundamentales para la supervivencia y adaptación inicial del bebé
Progreso hacia la adquisición de la verticalidad y el equilibrio
Con el tiempo, el tono muscular se equilibra y se desarrolla un control postural que permite la adquisición de la verticalidad y el equilibrio
Entre los tres y seis años, los niños experimentan un desarrollo significativo en su motricidad gruesa y fina
Este desarrollo es impulsado por el fortalecimiento de las conexiones neuronales
En esta etapa, también se desarrolla una comprensión más elaborada del espacio y el tiempo, y se perfecciona la coordinación visomotora, esencial para el aprendizaje de la escritura y otras habilidades grafomotrices