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La Tetrarquía de Diocleciano intentó estabilizar el Imperio Romano dividiendo el poder, pero su abdicación llevó a luchas internas y la eventual caída de Occidente. Constantino el Grande, tras su conversión al cristianismo, marcó un cambio religioso y político significativo. La presión de los pueblos germánicos y la deposición de Rómulo Augústulo simbolizaron el fin del imperio occidental, mientras que el Imperio Bizantino continuó el legado romano, marcando el inicio de la Edad Media.
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Diocleciano estableció un sistema de gobierno conocido como Tetrarquía en el año 284 d. C. para abordar los problemas internos y externos del Imperio Romano
Augustos y Césares
El poder fue dividido entre dos augustos, los emperadores principales, y dos césares, subemperadores y herederos designados
Asignación de regiones
Diocleciano asignó la parte oriental del imperio a sí mismo y la occidental a Maximiano, su co-augusto
Tras la abdicación de Diocleciano en 305 d. C., las luchas internas y la ambición de los líderes militares llevaron al colapso de la Tetrarquía
Constantino emergió como figura dominante en el caos posterior a la Tetrarquía y se convirtió en el gobernante único del Imperio Romano tras su victoria en la Batalla del Puente Milvio en 312 d. C
Constantino fundó Constantinopla en 324 d. C., estableciendo un nuevo centro de poder en el este
La conversión de Constantino al cristianismo y el Edicto de Milán, que garantizaba la libertad religiosa, marcaron un cambio significativo en la relación entre el estado y la religión
Durante el siglo IV y principios del V, el Imperio Romano de Occidente experimentó una creciente presión en sus fronteras debido a la migración de pueblos germánicos
A pesar de la integración de los bárbaros en la sociedad romana y su incorporación en el ejército, el poder central del Imperio Romano de Occidente se deterioró
La deposición de Rómulo Augústulo en 476 d. C. por el líder germánico Odoacro es tradicionalmente considerada como el fin del Imperio Romano de Occidente
Tras la muerte de Teodosio en 395 d. C., el Imperio Romano se dividió entre sus hijos, con Arcadio heredando el Oriente y Honorio el Occidente
El Imperio Bizantino, sucesor del Imperio Romano de Oriente, mantuvo su estabilidad y continuó su existencia durante casi mil años más
La interacción de los pueblos germánicos con las estructuras romanas dio lugar a la formación de reinos germánicos en territorio anteriormente romano