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Las hemorragias, una pérdida de sangre del sistema circulatorio, pueden ser externas o internas y varían en gravedad. Su manejo incluye compresión directa, monitorización y reposición de volumen. La hemostasia, proceso vital para detener el sangrado, se divide en fases primaria y secundaria.
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La hemorragia es la salida de sangre del sistema circulatorio
Lesiones traumáticas
Las hemorragias pueden ser causadas por lesiones traumáticas
Procedimientos médicos
Algunas hemorragias pueden ser causadas por procedimientos médicos
Enfermedades subyacentes
Las enfermedades que afectan la coagulación o la integridad de los vasos sanguíneos pueden causar hemorragias
Hemorragias externas
Las hemorragias externas son aquellas en las que la sangre se pierde fuera del cuerpo
Hemorragias internas
Las hemorragias internas son aquellas en las que la sangre se acumula en cavidades o tejidos del cuerpo
Hemorragias espontáneas
Algunas hemorragias pueden ocurrir sin una causa aparente
Las hemorragias se clasifican en arteriales, venosas o capilares dependiendo del tipo de vaso sanguíneo dañado
Las hemorragias pueden ser externas o internas dependiendo de si la sangre se pierde fuera o dentro del cuerpo
Las hemorragias pueden ser agudas o crónicas dependiendo de la cantidad de sangre perdida y la rapidez con la que ocurre la hemorragia
La localización, el calibre del vaso afectado, la naturaleza de la lesión y el volumen de sangre perdido son factores que determinan la gravedad de una hemorragia
El organismo responde a la pérdida de sangre con mecanismos como la vasoconstricción, la activación del sistema renina-angiotensina-aldosterona y el aumento de la frecuencia cardíaca y respiratoria
La evaluación de un paciente con hemorragia incluye analizar la lesión, el tipo de vaso sanguíneo afectado, la duración del sangrado, la causa y los antecedentes médicos del individuo
Los signos clínicos de una hemorragia pueden incluir ansiedad, palidez, sudoración, sed, pulso rápido y débil, y en casos graves, hipotensión y shock
La clasificación de la hemorragia en cuatro clases permite determinar la cantidad de sangre perdida y la gravedad de la presentación clínica
El manejo inicial de una hemorragia incluye evaluar si es interna o externa, aplicar compresión directa sobre la herida, asegurar una vía aérea abierta y monitorizar los signos vitales
En casos graves, pueden ser necesarias medidas como torniquetes o cirugía para controlar el sangrado
Después del manejo inicial, es importante monitorizar las constantes vitales, estimar las pérdidas sanguíneas y vigilar por signos de sobrecarga de líquidos
La reposición de volumen en pacientes con hemorragia puede realizarse con transfusiones de sangre, plasma o soluciones cristaloides
La hemostasia es el proceso fisiológico que detiene la hemorragia y repara los vasos sanguíneos dañados