Las disoluciones químicas son mezclas homogéneas con componentes uniformemente distribuidos. Se clasifican en sólidas, líquidas y gaseosas y varían en solubilidad, afectada por temperatura y presión. La compatibilidad química entre soluto y solvente es clave, siguiendo la regla de que sustancias similares se disuelven entre sí. Las disoluciones pueden ser no saturadas, saturadas o sobresaturadas, dependiendo de la cantidad de soluto disuelto.
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Una disolución química es una mezcla homogénea de dos o más componentes
Al unirse, los componentes de una disolución química dan origen a una sustancia con propiedades uniformes y distintas a las de sus precursores
Las disoluciones químicas pueden presentarse en cualquier estado de la materia: sólido, líquido o gaseoso
El soluto es la sustancia que se disuelve y generalmente se encuentra en menor cantidad
El solvente es el componente de mayor proporción y en el cual se dispersa el soluto
El estado físico de una disolución química está determinado por el solvente
Las disoluciones químicas se caracterizan por una distribución uniforme de sus componentes
Las disoluciones químicas son generalmente transparentes, aunque pueden presentar coloración dependiendo de los componentes
Una vez disuelto, el soluto no se sedimenta ni se separa del solvente con el paso del tiempo
Las propiedades físicas de las disoluciones químicas se alteran en comparación con las del solvente puro, pero las propiedades químicas de los componentes individuales se conservan
Las disoluciones líquidas son comunes en la vida cotidiana y pueden incluir bebidas y soluciones acuosas
Las disoluciones sólidas son aleaciones como el latón y el acero inoxidable
Las disoluciones gaseosas, como el aire, son mezclas de gases
La solubilidad es la medida de cuánto soluto puede ser disuelto en un solvente a una temperatura y presión dadas
La solubilidad puede verse afectada por factores como la temperatura, la presión, la naturaleza de las sustancias y la agitación
La solubilidad de los sólidos generalmente aumenta con la temperatura, mientras que la de los gases en líquidos aumenta con la presión y disminuye con la temperatura
La compatibilidad química entre el soluto y el solvente es crucial para la formación de una disolución
La regla general "lo semejante disuelve a lo semejante" sugiere que las sustancias con estructuras y polaridades similares tienden a ser solubles entre sí
Los compuestos polares y las moléculas iónicas se disuelven bien en solventes polares como el agua, mientras que los compuestos no polares se disuelven en solventes no polares, como los hidrocarburos
El proceso de disolución puede ser físico o químico, dependiendo de si hay o no cambio en la composición química de las sustancias
Las disoluciones se clasifican en no saturadas, saturadas y sobresaturadas según la cantidad de soluto disuelto