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La teoría de la adaptación biológica ha evolucionado desde la visión de la teología natural hasta las propuestas de Lamarck y la revolucionaria teoría de la selección natural de Darwin. Este último enfatizó la competencia intraespecífica y la importancia de la variabilidad genética para la supervivencia y evolución de las especies, marcando un cambio paradigmático en la comprensión de la adaptación como un proceso continuo y dinámico.
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En el pasado, las características de los seres vivos se atribuían a la voluntad divina por la teología natural
Ejemplo de la hipótesis del alargamiento del cuello de las jirafas
La teoría de Lamarck propuso que los rasgos adquiridos durante la vida de un organismo podían transmitirse a su descendencia, como el alargamiento del cuello de las jirafas debido a su constante estiramiento para alcanzar las hojas altas
La teoría de Lamarck fue objeto de controversia y rechazo, especialmente bajo el régimen de la biología soviética Lysenko, que la adoptó erróneamente, ignorando la genética mendeliana
A través de sus observaciones, como las variaciones entre los pinzones de las Islas Galápagos, Darwin dedujo que las especies no surgen de forma independiente, sino que evolucionan unas de otras
Darwin reconoció la competencia intraespecífica como un elemento crucial en el proceso de adaptación y evolución, donde la selección natural actúa seleccionando a los individuos más aptos
La selección natural puede ser natural, sexual o artificial, como en la cría selectiva de animales y plantas por parte de los humanos
Mientras que Lamarck postulaba que la adaptación era el resultado del uso o desuso de ciertas características en respuesta al medio ambiente, Darwin argumentaba que era el resultado de la selección natural, un proceso involuntario
Darwin examinó la distribución geográfica de las especies y el registro fósil, notando que la adaptación no siempre correspondía directamente con el ambiente
Tras leer a Thomas Malthus, Darwin incorporó la idea de la adaptación diferencial, en la que la adaptación se convierte en un proceso dinámico y el organismo actúa como un agente de ajuste