La singularidad del trabajo radica en su vínculo con el contexto social e institucional, afectando su valor y la rigidez salarial. La segmentación del mercado laboral y la regulación estatal han moldeado la calidad y estabilidad del empleo. Cambios tecnológicos y globalización han reconfigurado la demanda laboral, impulsando la necesidad de adaptación en políticas de empleo y educación superior.
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El valor del trabajo está determinado por su relación con el contexto social e institucional
El salario tiende a ser rígido debido a la resistencia de los trabajadores a aceptar reducciones salariales
El mercado laboral está segmentado y enfrenta barreras de movilidad, asimetrías de información y falta de transparencia
La relación laboral está cimentada en instituciones que afectan el salario y la oferta y demanda de trabajo
La normativa laboral históricamente ha promovido la estabilidad y protección del empleo frente a las fluctuaciones del mercado
La regulación del despido, los seguros públicos y la negociación colectiva han contribuido a una distribución más equitativa de los incrementos de productividad
Las crisis económicas han provocado un aumento del desempleo y de las desigualdades laborales
El cambio tecnológico y la globalización han generado una demanda de trabajo que favorece a los perfiles más cualificados
La desindustrialización y el crecimiento del sector servicios presentan retos significativos para las políticas de empleo
Las economías nacionales presentan configuraciones institucionales que influyen en sus estrategias económicas y en los resultados del mercado laboral
Los modelos de calidad del empleo se diferencian en aspectos como la formación de cualificaciones, la organización del trabajo y la estabilidad del empleo
Los modelos de calidad del empleo reflejan el grado de intervención del Estado y la participación de los agentes sociales en la negociación colectiva y el diálogo social