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La Reconquista de la Península Ibérica fue un proceso histórico que dio lugar a la formación de reinos cristianos como Castilla, Aragón y Portugal. Iniciada en el siglo VIII, esta época se caracterizó por la lucha contra el dominio musulmán y la repoblación de territorios. Los reinos cristianos surgieron en zonas montañosas, ofreciendo resistencia y expandiéndose a lo largo de los siglos. La repoblación, las crisis y la recuperación de la Baja Edad Media, así como la consolidación de instituciones gubernamentales, fueron clave en la configuración de la España medieval.
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La Reconquista fue un proceso histórico que se refiere a la emergencia y expansión de reinos cristianos en la Península Ibérica durante la Edad Media
Etapas de la Reconquista
La Reconquista se prolongó por cerca de ocho siglos, con una etapa inicial de predominio islámico y un avance progresivo de los reinos cristianos
La Reconquista culminó con la formación de distintos reinos cristianos en la Península Ibérica, como Castilla, Aragón, Navarra y Portugal
Los reinos cristianos se originaron en áreas montañosas y remotas, como la Cordillera Cantábrica y los Pirineos, que ofrecían refugio de las incursiones musulmanas
Batalla de Covadonga
El Reino de Asturias se fortaleció tras la batalla de Covadonga en 722, bajo la figura de Pelayo
La Marca Hispánica, creada por el Imperio Carolingio como una barrera defensiva, dio origen a entidades políticas como los condados de Pamplona, Aragón, Sobrarbe, Ribagorza y los territorios catalanes
La repoblación de tierras reconquistadas o abandonadas se llevó a cabo mediante métodos como la presura, que promovía la ocupación y cultivo de tierras a cambio de su propiedad
La repoblación concejil, promovida por los monarcas a través de la concesión de fueros y cartas pueblas, incentivó la creación de municipios y el asentamiento de población
Las Órdenes Militares, como la de Santiago, Calatrava y Alcántara, desempeñaron un papel crucial en la defensa y colonización de áreas fronterizas
La Baja Edad Media estuvo marcada por una serie de crisis, incluyendo la demográfica, causada por hambrunas, epidemias y conflictos sociales
A pesar de las crisis, los reinos cristianos lograron una notable recuperación y reorganización, con Castilla estableciendo una monarquía cada vez más centralizada y Aragón manteniendo un sistema de gobierno más pactista
A pesar de las tensiones entre la corona, la nobleza y el campesinado, los reinos cristianos lograron avances institucionales, con Castilla consolidando su autoridad y Aragón equilibrando el poder a través de acuerdos y concesión de privilegios
En Castilla, la monarquía fortaleció su autoridad con la creación de un ejército más estable, el Consejo Real, las Cortes y estructuras judiciales y administrativas
En la Corona de Aragón, el sistema de gobierno pactista se tradujo en la formación de instituciones como el Consejo Real, los Virreyes, la Cancillería y la Audiencia Real, así como las Diputaciones del Reino y la Generalitat en Cataluña