El Imperio Romano, conocido por su gobierno autocrático, dominó desde el Atlántico hasta el Caspio, dejando un legado en cultura, derecho y arquitectura. La transición de la República al Imperio y la Pax Romana marcaron una era de paz. La Crisis del siglo III y la división del imperio precedieron la caída de Occidente y la persistencia de Oriente hasta 1453.
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El Imperio Romano se caracterizó por un gobierno autocrático, en el que el emperador tenía el poder absoluto
Desde el océano Atlántico hasta el mar Caspio
El Imperio Romano se extendió desde el océano Atlántico hasta el mar Caspio, abarcando una gran parte del mundo conocido en ese momento
Desde el desierto del Sahara hasta las islas británicas
El Imperio Romano también se extendió desde el desierto del Sahara hasta las islas británicas, cubriendo una gran variedad de territorios y culturas
El Imperio Romano dejó una huella indeleble en la cultura occidental, influenciando el idioma, la religión, la arquitectura, la literatura y el sistema legal
La expansión de Roma comenzó en la península itálica, donde se estableció como una potencia regional
Tras vencer a Cartago en las Guerras Púnicas, Roma se convirtió en la fuerza dominante del Mediterráneo
La expansión de Roma le permitió dominar gran parte del Mediterráneo, convirtiéndose en una de las mayores potencias de la época
Tras el asesinato de Julio César, se desencadenaron guerras civiles que llevaron a la transición de la República al Imperio
Octavio, sobrino y heredero político de Julio César, se convirtió en el primer emperador de Roma tras derrotar a Marco Antonio y Cleopatra en la batalla de Actium
Durante el reinado de Octavio, se estableció un período de paz y prosperidad conocido como la Pax Romana, que duró más de dos siglos
La Crisis del siglo III estuvo marcada por inestabilidad política y guerras civiles, lo que llevó al desmoronamiento del sistema imperial establecido por Augusto
En un intento por restaurar el orden, el emperador Diocleciano dividió el Imperio en dos regiones gobernadas por dos Augustos y dos Césares
Tras la muerte de Teodosio I, el Imperio Romano quedó dividido de manera permanente en el Imperio Romano de Occidente y el Imperio Romano de Oriente, también conocido como Imperio bizantino