La clasificación de contratos abarca desde los formales hasta los gratuitos, destacando la importancia del consentimiento y la capacidad legal para su validez. Los elementos como objeto, causa y forma son cruciales en la estructura contractual, y los vicios del consentimiento pueden anular un acuerdo. Entender estos conceptos es vital para la seguridad jurídica en las transacciones.
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Los contratos formales requieren cumplir con formalidades específicas para su validez, como la escritura pública
Los contratos no formales no requieren cumplir con formalidades específicas para su validez
Los contratos típicos están regulados por la ley
Los contratos onerosos implican una reciprocidad en las prestaciones de las partes
Los contratos gratuitos implican que una de las partes obtiene un beneficio sin una contraprestación equivalente
Los contratos conmutativos implican prestaciones ciertas y determinadas
El objeto del contrato debe ser lícito, posible, determinado o determinable y no contrario al orden público o a las buenas costumbres
El consentimiento es el acuerdo de voluntades entre las partes y debe ser libre y estar exento de vicios
La capacidad legal es un requisito indispensable para que una persona pueda prestar un consentimiento válido en la formación de un contrato
El error debe ser esencial y excusable para que pueda anular el contrato
El dolo consiste en el engaño intencionado para obtener el consentimiento de la otra parte y puede invalidar el contrato
La violencia y la intimidación pueden viciar el consentimiento y llevar a la anulación del contrato para proteger la voluntad libre y consciente de las partes