La teoría marxista desglosa la sociedad en estructura y superestructura, analizando cómo las relaciones de producción y las fuerzas productivas determinan las divisiones de clase y el cambio social. La lucha de clases y el papel del Estado como instrumento de control son cruciales en este proceso, que puede desembocar en revoluciones y la transición entre distintos modos de producción, como del feudalismo al capitalismo, y potencialmente hacia el socialismo.
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La estructura se compone de las relaciones de producción determinadas por la distribución de la propiedad de los medios de producción
Instituciones políticas, legales, ideológicas y culturales
La superestructura incluye instituciones que reflejan y sostienen las relaciones de producción
Cada modo de producción tiene su propia estructura y superestructura que se alinean con el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas
Las fuerzas productivas, que incluyen tecnología, métodos de trabajo y capacidad laboral, están en constante evolución
El conflicto entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción puede provocar cambios en la estructura económica
El conflicto entre fuerzas productivas y relaciones de producción puede conducir a la transición hacia un nuevo modo de producción
El Estado emerge como una entidad diseñada para mantener el orden social y proteger los intereses de la clase dominante
El Estado funciona como un mecanismo de control que legitima la propiedad privada y reprime las disputas de clase
En sistemas de producción basados en antagonismos de clase, el Estado se convierte en un vehículo para la imposición de la ideología de la clase dominante
Los individuos evolucionan de una "conciencia en sí" a una "conciencia para sí" que motiva la acción revolucionaria
El despertar de la conciencia social puede llevar a la clase obrera y a la sociedad a desafiar a la clase dominante y buscar la emancipación
La conciencia social es determinante en la transformación social y puede motivar la acción revolucionaria