Los detergentes enzimáticos revolucionan la limpieza con enzimas como proteasas y amilasas, descomponiendo manchas orgánicas eficazmente. Su evolución desde 1913 ha llevado a detergentes más eficientes y ecológicos, con aplicaciones que van desde la ropa hasta la esterilización médica. La biotecnología juega un papel clave en la optimización de estas enzimas, mejorando la sostenibilidad de los procesos de limpieza.
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Las enzimas son componentes clave de los detergentes enzimáticos, ya que son las encargadas de descomponer y eliminar las manchas orgánicas
Los agentes tensoactivos son sustancias que se combinan con las enzimas para mejorar su eficacia en la eliminación de manchas
Los detergentes enzimáticos también contienen otros componentes como la carboximetilcelulosa, el sulfato de sodio y aditivos para mejorar la experiencia de lavado
En 1913, Otto Röhm patentó el primer jabón enzimático, sentando las bases para el desarrollo futuro de los detergentes enzimáticos
En la década de 1960, los avances en la producción de enzimas a través de la fermentación microbiana permitieron su uso generalizado en la industria de detergentes
Gracias a su producción a gran escala y bajo costo, los detergentes enzimáticos se popularizaron en la década de 1960
Las proteasas son enzimas que descomponen las proteínas presentes en manchas de sangre y comida
Las amilasas actúan sobre los almidones presentes en las manchas
Las lipasas se enfocan en descomponer las grasas presentes en las manchas
Los detergentes enzimáticos permiten lavados efectivos en temperaturas más bajas, lo que reduce el consumo de energía y las emisiones de gases de efecto invernadero
Las enzimas utilizadas en los detergentes son biodegradables, lo que reduce la carga de contaminantes químicos en el agua residual
La alta especificidad de las enzimas permite que los detergentes sean más concentrados y eficientes, reduciendo su impacto ambiental