La bulimia nerviosa es un trastorno alimentario caracterizado por episodios de ingesta compulsiva y comportamientos compensatorios. Afecta la salud mental y física, requiriendo un tratamiento que incluye terapia cognitivo-conductual y, en algunos casos, farmacoterapia con ISRS. El apoyo emocional y el asesoramiento nutricional son vitales en el proceso de recuperación, así como el manejo de complicaciones médicas como desequilibrios electrolíticos y problemas dentales.
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La bulimia nerviosa es un trastorno de la conducta alimentaria caracterizado por episodios de ingesta compulsiva y métodos compensatorios inadecuados
Frecuencia y duración de los episodios
Para un diagnóstico clínico, los episodios deben ocurrir al menos una vez por semana durante tres meses
Preocupación por la imagen corporal y autoestima
Además, se considera la preocupación excesiva por la imagen corporal y su impacto en la autoestima del individuo
La severidad se determina por la frecuencia de los comportamientos compensatorios, clasificándose en niveles que van desde leves hasta extremos
Las personas con bulimia nerviosa experimentan un patrón cíclico de restricción calórica seguido de episodios de ingesta compulsiva y purgas
Los alimentos consumidos durante los atracones suelen ser altamente calóricos y normalmente evitados en la dieta regular
La bulimia nerviosa se ha asociado con una disminución en la actividad de la neurotransmisión serotoninérgica en el cerebro, lo que puede influir en la impulsividad y alterar los circuitos neuronales implicados en la regulación del comportamiento y las emociones
La TCC es el enfoque psicoterapéutico más efectivo para tratar la bulimia nerviosa y se enfoca en identificar y cambiar patrones de pensamiento y comportamiento negativos
Tratamiento de primera línea: inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS)
Los ISRS, como la fluoxetina, son el tratamiento de elección para pacientes ambulatorios
Alternativas secundarias: otros ISRS y antidepresivos tricíclicos
En casos donde la TCC no es suficiente o existen comorbilidades psiquiátricas, se pueden utilizar otros ISRS y antidepresivos tricíclicos como alternativas secundarias
La recuperación de la bulimia nerviosa se beneficia de un plan de tratamiento integral que incluya asesoramiento nutricional y apoyo emocional
Es esencial identificar desencadenantes emocionales o situacionales y desarrollar estrategias de afrontamiento como parte del tratamiento
La autocompasión y el establecimiento de metas alcanzables son fundamentales para el autocuidado en la recuperación de la bulimia nerviosa