El oído interno, o laberinto, juega un papel crucial en la audición y el equilibrio. Compuesto por la cóclea y los canales semicirculares, este complejo sistema transforma ondas sonoras y movimientos en señales nerviosas. Las células ciliadas del órgano de Corti y las máculas en el utrículo y sáculo son esenciales para estas funciones sensoriales. La inervación y el suministro sanguíneo del oído interno son fundamentales para su operatividad y protección ante daños acústicos.
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La cóclea es una estructura en forma de espiral que alberga el órgano de Corti, encargado de la transducción de la audición
Utrículo y Sáculo
El utrículo y el sáculo son partes del vestíbulo que contienen máculas sensibles a las aceleraciones lineales, esenciales para el sentido del equilibrio
Canales Semicirculares
Los canales semicirculares, llenos de perilinfa y con células sensoriales en las ampollas, detectan aceleraciones angulares y son cruciales para la percepción del equilibrio y la orientación espacial
El laberinto membranoso es un conjunto de sacos y conductos llenos de endolinfa, un fluido vital para la nutrición de las células sensoriales y para mantener el equilibrio iónico necesario para las funciones de audición y equilibrio
El oído interno recibe su suministro sanguíneo de la arteria auditiva interna y su inervación se lleva a cabo a través de fibras nerviosas que conectan el órgano de Corti con el sistema nervioso central
Utrículo y Sáculo
El utrículo y el sáculo, partes del laberinto membranoso, contienen máculas sensibles a las aceleraciones lineales y son esenciales para el sentido del equilibrio
Canales Semicirculares
Los canales semicirculares, llenos de perilinfa y con células sensoriales en las ampollas, detectan aceleraciones angulares y son cruciales para la percepción del equilibrio y la orientación espacial
La cóclea, con su forma de espiral, contiene el órgano de Corti, encargado de transformar las ondas sonoras en impulsos eléctricos que se envían al cerebro a través del nervio auditivo
La vía auditiva aferente incluye una serie de núcleos y trayectos que van desde el órgano de Corti hasta el córtex auditivo primario, pasando por los núcleos cocleares, el complejo olivar superior, los colículos inferiores y el geniculado medial del tálamo
La vía auditiva eferente se origina en la corteza cerebral y llega hasta el órgano de Corti, modulando la actividad auditiva y proporcionando un mecanismo de protección para las células ciliadas ante sonidos potencialmente dañinos