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Los alucinógenos y drogas disociativas alteran la percepción y las emociones, con un uso que se remonta a prácticas culturales antiguas. Sustancias como LSD, psilocibina y ketamina interactúan con neurotransmisores como la serotonina y el glutamato, afectando el estado de ánimo y la cognición. A pesar de su potencial terapéutico, presentan riesgos de abuso y efectos adversos a largo plazo, incluyendo trastornos psicológicos como la psicosis persistente y el HPPD.
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Los alucinógenos son compuestos químicos que alteran la percepción, el pensamiento y las emociones
Alucinaciones
Las alucinaciones son percepciones sin estímulos externos reales, constituyen uno de los efectos más notorios de estas sustancias
Cambios en la conciencia del tiempo y del espacio
Los alucinógenos pueden provocar cambios en la conciencia del tiempo y del espacio
Cambios en la sensación del propio cuerpo
Los alucinógenos pueden provocar cambios en la sensación del propio cuerpo
Los alucinógenos interactúan con los sistemas de neurotransmisores en el cerebro, principalmente con la serotonina, que influye en la regulación del estado de ánimo, la cognición y la percepción
Las drogas disociativas son un grupo de sustancias que distorsionan la percepción y las emociones, generando una sensación de desapego del entorno y del propio yo
A diferencia de los alucinógenos clásicos, las drogas disociativas pueden no producir alucinaciones en el sentido estricto, sino más bien una sensación de distanciamiento o despersonalización
Actúan interfiriendo con la acción del glutamato, un neurotransmisor esencial para el aprendizaje, la memoria y la percepción del dolor
Los alucinógenos tienen una larga historia de uso en prácticas culturales y espirituales, donde se han utilizado para inducir estados alterados de conciencia y facilitar experiencias místicas o de introspección
Sustancias como la mezcalina, la psilocibina y la ibogaína han sido valoradas en diversas culturas por su capacidad para alterar la conciencia
La síntesis de la LSD por Albert Hofmann en 1938 marcó un hito en la disponibilidad de alucinógenos sintéticos, que se popularizaron en la década de 1960
La LSD es una de las sustancias psicodélicas más potentes conocidas, con efectos que pueden durar hasta 12 horas con una dosis muy pequeña
Su mecanismo de acción principal es la estimulación de los receptores de serotonina en el cerebro, lo que resulta en una amplia gama de efectos psicológicos y sensoriales
Aunque la LSD no produce dependencia física, puede generar tolerancia y hay reportes de trastornos psicológicos a largo plazo, como la psicosis persistente y el trastorno perceptivo persistente por alucinógenos (HPPD)