La Revolución Mexicana fue un movimiento que marcó un antes y un después en la historia de México, abordando desde la lucha agraria de Zapata hasta la cuestión obrera y la influencia de la Iglesia. La Constitución de 1917 consolidó las demandas sociales y laborales, reflejando un cambio ideológico hacia un Estado más justo e inclusivo, con una visión de progreso y justicia social.
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Diversos actores sociales expresaron su descontento con el régimen de Porfirio Díaz
Francisco I. Madero lideró una corriente reformista con su lema "Sufragio Efectivo. No Reelección"
Grupos como los hermanos Flores Magón adoptaron posturas más radicales en su descontento con el régimen de Porfirio Díaz
Emiliano Zapata se convirtió en un símbolo de la lucha por la tierra y la justicia social con su Plan de Ayala
Emiliano Zapata criticó la respuesta insuficiente de Francisco I. Madero al problema agrario
La demanda por la reforma agraria se concretó en legislaciones como la Ley de 6 de enero de 1915 y en el artículo 27 de la Constitución de 1917
La clase obrera tuvo una participación activa en la Revolución gracias a su nivel de organización
La ideología revolucionaria en el ámbito laboral reflejó un consenso entre diferentes facciones políticas sobre la necesidad de mejorar las condiciones de trabajo y proteger los derechos laborales
La Constitución de 1917 incluyó derechos laborales avanzados para la época, reflejando la ideología revolucionaria en el ámbito laboral
La doctrina social de la Iglesia católica influyó en la Revolución, especialmente en regiones como Jalisco
La postura de la Iglesia en la cuestión agraria fue más conservadora, mientras que en la cuestión laboral se anticiparon a la Constitución de 1917 en la implementación de políticas de relaciones obrero-patronales
La Revolución se caracterizó por su nacionalismo, laicismo y postura anticlerical, con la excepción del zapatismo que mantuvo una relación más compleja con la Iglesia