El desarrollo económico y social trasciende el PIB, enfocándose en satisfacer necesidades básicas y en la distribución justa de recursos. La educación de calidad, la salud adecuada y la equidad social son esenciales para el bienestar integral. Factores demográficos y sociales influyen en el desarrollo y en la provisión de servicios, siendo clave para estrategias inclusivas y sostenibles.
El concepto de desarrollo económico ha evolucionado para incluir otros indicadores además del PIB per cápita
Se ha reconocido que el progreso de una sociedad no se mide solo por la acumulación de riquezas, sino también por la satisfacción de necesidades básicas y la equidad en la distribución de recursos
El enfoque holístico del desarrollo destaca la importancia de garantizar derechos sociales fundamentales y promover la equidad social para lograr un verdadero progreso
El bienestar se ha convertido en un objetivo central del desarrollo, lo que ha generado debates sobre el papel del Estado en la promoción del bienestar social
La idea de una "sociedad mundial del Bienestar Global" plantea la posibilidad de un bienestar universal y específico para cada contexto
El bienestar abarca aspectos que van desde la seguridad alimentaria hasta la protección del medio ambiente, reflejando una visión más amplia de lo que significa vivir bien
La estructura de la población, incluyendo la distribución por edades y género, puede influir en la demanda y provisión de servicios públicos
Los cambios en las estructuras familiares y dinámicas laborales pueden afectar las políticas de bienestar social
La inclusión social y la lucha contra la discriminación son fundamentales para garantizar la igualdad de oportunidades en el desarrollo y el bienestar de todos los miembros de la sociedad