El tejido muscular en el cuerpo humano incluye músculos esqueléticos, cardíacos y lisos, esenciales para el movimiento y la función orgánica. Las fibras musculares esqueléticas, compuestas por miofibrillas y sarcómeros, permiten la contracción voluntaria y el mantenimiento de la postura. Las proteínas contráctiles como la actina y la miosina, junto con las proteínas reguladoras, facilitan este proceso, que es energizado por ATP y regulado por el Ca2+ intracelular.
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Los músculos estriados esqueléticos permiten el movimiento voluntario
El músculo cardíaco tiene una contracción rítmica e involuntaria para bombear sangre
El músculo liso se encuentra en órganos internos y vasos sanguíneos y su contracción es involuntaria
Los miofibroblastos participan en la cicatrización al contraerse y secretar colágeno
Los pericitos regulan el flujo sanguíneo y la barrera hematoencefálica al rodear los capilares
Las células mioepiteliales facilitan la expulsión de secreciones en glándulas como las mamarias
Las fibras musculares esqueléticas son alargadas y esenciales para el movimiento voluntario y la postura
Cada fibra muscular esquelética es un sincitio formado por la fusión de mioblastos durante el desarrollo embrionario
Las miofibrillas son estructuras que contienen filamentos de proteínas y utilizan ATP para generar la fuerza de contracción
Las fibras musculares esqueléticas se originan en el mesodermo embrionario
Durante la diferenciación, las fibras musculares esqueléticas producen proteínas contráctiles específicas
Las proteínas contráctiles son esenciales para la contracción muscular y se unen para formar los filamentos finos y gruesos
Las miofibrillas contienen sarcómeros, las unidades funcionales de contracción, que están compuestas por bandas oscuras y claras
Los filamentos de actina y miosina se organizan de manera paralela y simétrica, dando lugar a las estriaciones características del músculo esquelético
La contracción muscular se produce cuando los sarcómeros se acortan, lo que a su vez acorta la fibra muscular completa
Las proteínas contráctiles principales en el músculo esquelético son la actina y la miosina, que forman los filamentos finos y gruesos
Proteínas asociadas como la tropomiosina y el complejo de troponina regulan la interacción entre los filamentos de actina y miosina en respuesta a los niveles de calcio
Proteínas como la titina, la nebulina y la desmina mantienen la organización y estabilidad de los filamentos y proporcionan soporte estructural adicional