Las reacciones de hipersensibilidad y el diagnóstico de alergias son cruciales en la inmunología. Se clasifican en tipos según su mecanismo y tiempo de aparición. La hipersensibilidad tipo III y IV involucra complejos antígeno-anticuerpo y respuestas mediadas por células, respectivamente. La enfermedad de Graves es un ejemplo de hipersensibilidad tipo V. Para identificar alérgenos, se utilizan pruebas cutáneas como el prick test y técnicas in vitro como la medición de IgE específica.
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La inhalación de partículas orgánicas puede desencadenar esta reacción, causando síntomas respiratorios y fiebre
Los complejos inmunes circulan en el torrente sanguíneo y se depositan en diversos tejidos, provocando inflamación y daño en órganos como los riñones, la piel, las articulaciones y los vasos sanguíneos
La reacción de Arthus y la enfermedad del suero son ejemplos de hipersensibilidad tipo III
Se presenta como una tumefacción en la piel tras la inyección intradérmica de antígenos
Sustancias como el níquel o el cromo pueden penetrar la piel y activar una respuesta inmune, causando esta enfermedad
La reacción de Jones-Mote y la dermatitis de contacto son ejemplos de hipersensibilidad tipo IV
Los anticuerpos estimulan el receptor de la hormona estimulante de la tiroides, llevando a una producción excesiva de hormonas tiroideas
Se emplean pruebas in vivo y in vitro para detectar alérgenos específicos y corroborar los resultados de las pruebas cutáneas y la historia clínica del paciente
Las técnicas in vitro, como la medición de triptasa y histamina y la identificación de anticuerpos específicos, son esenciales para comprender los mecanismos inmunológicos de las reacciones alérgicas y para identificar los alérgenos responsables de los síntomas en los pacientes