La autonomía de la voluntad es esencial en el derecho privado, permitiendo a las personas autoregular sus intereses y relaciones jurídicas. Este principio se basa en la libertad de establecer normas y acuerdos propios, respetando las leyes y derechos ajenos. Se destaca en la libertad contractual, donde la voluntad y el consentimiento son claves para la validez de los actos jurídicos y la formación de contratos, subrayando la importancia de la autonomía personal y negocial.
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La capacidad de los individuos para establecer sus propias normas y dirigir su conducta en aspectos físicos, psicológicos y patrimoniales
La aplicación práctica de la autonomía personal en el ámbito de los negocios jurídicos, permitiendo a las personas definir las condiciones y términos de sus relaciones contractuales y otros acuerdos de voluntades
Distinción entre el deseo o intención personal y la expresión externa de la voluntad con la intención de producir efectos jurídicos
El error, el dolo o la simulación pueden influir en la validez de los actos jurídicos
El proceso de formación del consentimiento combina la voluntad interna y su manifestación externa para producir un efecto jurídico
Durante la etapa precontractual, se deben tener en cuenta principios como la corrección, la lealtad y la buena fe para garantizar la equidad y la justicia en la formación de contratos
La oferta es una propuesta que debe contener los elementos esenciales del contrato y la aceptación resulta en la conclusión del mismo
Estas instituciones permiten a las personas manifestar su voluntad en la formación de contratos y otros acuerdos de voluntades