La percepción y respuesta al entorno son posibles gracias a los órganos sensoriales que detectan estímulos y los transducen en señales neurales. El ojo, con sus capas y fotorreceptores, capta la luz y permite la visión, mientras que el oído, con sus secciones y células ciliadas, es esencial para la audición y el equilibrio. Estos procesos complejos involucran la transmisión de señales al cerebro, donde se interpretan para crear nuestras experiencias sensoriales.
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Los órganos sensoriales albergan receptores sensoriales especializados que transducen diferentes tipos de estímulos externos en impulsos eléctricos
Luz
Los receptores sensoriales especializados en la luz son los conos y bastones, que permiten la visión en condiciones de buena iluminación y baja luminosidad, respectivamente
Sonido
Los receptores sensoriales especializados en el sonido se encuentran en el oído interno y convierten las ondas sonoras en impulsos eléctricos
Químicos del gusto y olfato
Los receptores sensoriales especializados en el gusto y el olfato se encuentran en la boca y la nariz, respectivamente, y convierten los químicos en impulsos eléctricos
La información captada por los receptores sensoriales sigue una ruta neural definida hasta llegar a las áreas especializadas de la corteza cerebral, donde se interpreta y se integra en nuestra percepción del entorno
El ojo está compuesto por tres capas concéntricas: esclerótica, coroides y retina, que contienen estructuras como la córnea, el iris, el cristalino y los fotorreceptores
Enfoque de la luz en la retina
El cristalino ajusta su forma para enfocar la luz en la retina, donde se encuentran los fotorreceptores
Tipos de fotorreceptores
Los conos permiten la visión en condiciones de buena iluminación y la percepción de colores, mientras que los bastones son más sensibles en condiciones de baja luminosidad
Función de la fóvea central y el punto ciego
La fóvea central es el área de mayor agudeza visual, mientras que el punto ciego marca la salida del nervio óptico
Los músculos extraoculares permiten el movimiento del globo ocular, y las cámaras internas del ojo están llenas de humor acuoso y vítreo, que ayudan a mantener la forma del ojo y a enfocar la luz en la retina
La luz reflejada por los objetos entra en el ojo a través de la córnea y pasa sucesivamente por el humor acuoso, el iris, la pupila y el cristalino
Los fotorreceptores en la retina convierten la energía lumínica en señales eléctricas que se transmiten al cerebro a través del nervio óptico
Las señales eléctricas llegan al lóbulo occipital, donde se procesan y se interpretan como imágenes visuales
El oído se divide en tres secciones: externo, medio e interno, cada una con funciones específicas
Transducción de las ondas sonoras
Las ondas sonoras capturadas por el oído externo se convierten en impulsos eléctricos a través de la vibración del tímpano y las células ciliadas en la cóclea
Amplificación y transmisión de las vibraciones
Los huesecillos en el oído medio amplifican y transmiten las vibraciones al oído interno
Conversión de las vibraciones en impulsos eléctricos
Las células ciliadas en la cóclea convierten las vibraciones en impulsos eléctricos que se envían al cerebro a través del nervio auditivo
Los canales semicirculares en el oído interno detectan los cambios de posición de la cabeza y envían información al cerebro para mantener el equilibrio y la orientación espacial