El sistema nervioso central es fundamental para el procesamiento sensorial y motor, coordinando funciones vitales como el pensamiento y el movimiento. Incluye el encéfalo, con el cerebro y el cerebelo, y la médula espinal, que transmite impulsos y ejecuta reflejos. Su estudio es clave en la comprensión de la regulación de emociones y la coordinación de movimientos precisos, así como en la respuesta a estímulos ambientales y la regulación homeostática.
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El cerebro es el área más grande del encéfalo y se encarga del procesamiento avanzado de la información y el control del movimiento voluntario, las funciones cognitivas superiores y la expresión de las emociones
El cerebelo, ubicado debajo del cerebro, es esencial para la regulación del equilibrio, la postura y la coordinación de movimientos precisos
El tronco encefálico conecta el cerebro con la médula espinal y es vital para la regulación de funciones autónomas como la respiración, la presión arterial y el ritmo cardíaco, y también interviene en el control de movimientos oculares y reflejos musculares involuntarios
La médula espinal es una estructura cilíndrica que se extiende desde el tronco encefálico hasta la región lumbar de la columna vertebral y está organizada en 31 segmentos espinales que facilitan la comunicación entre la médula y las distintas partes del cuerpo
La médula espinal no solo transmite órdenes motoras del cerebro a los músculos y lleva información sensorial hacia el cerebro, sino que también es responsable de generar respuestas reflejas automáticas ante estímulos específicos, lo que constituye un mecanismo de protección y respuesta rápida del organismo
Tanto el encéfalo como la médula espinal están protegidos por las estructuras óseas del cráneo y la columna vertebral
Las meninges, que son tres capas de tejido protector, también protegen el SNC
El líquido cefalorraquídeo circunda el encéfalo y la médula espinal, proporcionando protección mecánica, nutrientes y un medio para la eliminación de desechos metabólicos
El sistema nervioso periférico se divide en sistema nervioso somático, que controla las acciones musculares voluntarias y la percepción sensorial, y sistema nervioso autónomo, que gestiona las funciones involuntarias como la digestión, la respiración y la regulación de la temperatura corporal
El sistema nervioso simpático activa la respuesta de "lucha o huida" en situaciones de estrés
El sistema nervioso parasimpático promueve la "respuesta de reposo y digestión"