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La historia de la industria petrolera boliviana refleja un camino de nacionalizaciones y privatizaciones. Desde la primera concesión en 1867 hasta la nacionalización de Evo Morales en 2006, Bolivia ha experimentado cambios significativos en la gestión de sus recursos naturales. La nacionalización ha tenido un impacto económico notable, incrementando los ingresos del país y reafirmando la soberanía sobre sus recursos.
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El presidente Mariano Melgarejo otorgó la primera concesión para la explotación de petróleo a inversionistas alemanes en 1867
Bajo la presidencia de Tomás Frías, se declaró el petróleo como propiedad inalienable del Estado en 1872
A pesar de la declaración de propiedad inalienable, se continuó con la práctica de conceder derechos de explotación a empresas privadas, lo que no resultó en un desarrollo significativo de la industria
La Ley de Reserva Fiscal de 1916, promulgada por el presidente Ismael Montes, introdujo una regalía del 10% sobre la producción de petróleo
Durante la presidencia de David Toro, se llevó a cabo la primera nacionalización de la industria petrolera en 1937, expropiando los activos de la Standard Oil Company de Bolivia
En 1936, se creó el Ministerio de Minas y Petróleo para administrar los recursos minerales y energéticos de Bolivia
Durante la década de 1940, Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) se consolidó mediante la expansión de la infraestructura petrolera bajo la presidencia de Gualberto Villarroel
En 1969, el presidente Alfredo Ovando Candia estatizó los activos de la Gulf Oil Company, asegurando el control estatal sobre las reservas de gas natural
En 1970, se creó el Ministerio de Energía e Hidrocarburos para enfocarse en la gestión de los recursos energéticos del país
En la década de 1980, se volvió a políticas de privatización, culminando en la "capitalización" de YPFB en la década de 1990
En 2006, el presidente Evo Morales promulgó el Decreto Supremo de Nacionalización de los Hidrocarburos, permitiendo a YPFB retomar el control total de la cadena productiva del sector y generando ingresos sin precedentes para el país
La nacionalización de los hidrocarburos en 2006 resultó en un aumento significativo de los ingresos para Bolivia, con una renta petrolera que excedió los 38.000 millones de dólares entre 2006 y 2018
La crisis política de 2019 puso en riesgo los logros de la nacionalización, culminando en la renuncia de Evo Morales
Con la elección de Luis Arce en 2020, se reafirmó el compromiso con la nacionalización y se planteó la reconstrucción de la economía boliviana, manteniendo la soberanía sobre los recursos naturales del país