El modelo primario-exportador de América Latina, activo entre 1850 y 1930, se centró en la exportación de materias primas y la especialización productiva para satisfacer la demanda internacional. Esta dinámica reforzó la dependencia de las economías latinoamericanas de los mercados extranjeros y las inversiones, generando una estructura social y económica desigual, con una concentración de ingresos en las élites y un desarrollo industrial limitado.
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Los países de América Latina se especializaron en la exportación de materias primas agrícolas y minerales
Sector moderno
El sector moderno estaba orientado a la exportación, mientras que el sector tradicional se enfocaba en la subsistencia y el mercado local
Sector tradicional
El sector tradicional se enfocaba en la subsistencia y el mercado local
La especialización en la exportación de productos básicos perpetuaba la dependencia económica de América Latina en relación a las potencias económicas como Gran Bretaña y Estados Unidos
La inserción de América Latina en la División Internacional del Trabajo estableció una relación de dependencia con potencias económicas como Gran Bretaña y Estados Unidos
Las élites locales mantenían el control político y económico en América Latina
Las élites locales favorecían políticas de libre comercio y desincentivaban la industria nacional
Tras la independencia, América Latina continuó con un patrón de comercio exterior similar al colonial
Gran Bretaña y Estados Unidos se convirtieron en los principales mercados para los productos primarios latinoamericanos, que pasaron de ser principalmente metales preciosos a incluir productos agropecuarios y minerales industriales
El comercio exterior perpetuaba una estructura de intercambio desigual que beneficiaba a los países industrializados y contribuía a la reproducción de la fuerza de trabajo y los insumos para su industria
Bajo el modelo primario-exportador, el desarrollo económico en América Latina fue heterogéneo
Países del Cono Sur se integraron más rápidamente y de forma más dinámica a las demandas del capitalismo global
La Inversión Extranjera Directa fue fundamental en el desarrollo económico de América Latina, especialmente en la minería y los servicios financieros
La coexistencia de sectores productivos avanzados y otros rezagados es una característica del subdesarrollo en América Latina
Las relaciones de dominación y dependencia entre los países centrales y periféricos del sistema mundial contribuyeron a la heterogeneidad estructural en América Latina
La heterogeneidad estructural en América Latina fue influenciada por factores históricos, sociales y culturales, como la presencia de poblaciones indígenas y procesos de mestizaje
La estructura económica y política del modelo primario-exportador resultó en una alta concentración de ingresos en América Latina
Los beneficios económicos se concentraban en las élites y se destinaban al consumo de lujo o a la inversión en el extranjero
La estructura política en América Latina estaba dominada por las clases privilegiadas, perpetuando las desigualdades y limitando el desarrollo económico y social de la región