El Barroco, reflejo del contraste social del siglo XVII, se expresa en la literatura con pesimismo y desengaño. Poetas como Luis de Góngora, Francisco de Quevedo y Lope de Vega, con sus estilos culteranismo y conceptismo, abordan temas de transitoriedad, amor y crítica social a través de una estética compleja y ornamental.
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Durante el siglo XVII, el Barroco surge como respuesta cultural a una época de profundas crisis políticas, económicas y sociales
La brecha entre la nobleza y el pueblo llano refleja la polarización de la sociedad del siglo XVII
El hidalgo, que rechazaba el trabajo manual para no perder su honor, se convirtió en un símbolo de la rigidez de la estructura social y fue un tema literario frecuente
El siglo XVII estuvo marcado por un marcado pesimismo y desencanto debido a las guerras, crisis económica, epidemias y hambre
La literatura barroca se obsesionó con la transitoriedad de la vida, la inevitabilidad de la muerte y la belleza efímera
La rosa marchita y la vida como un teatro de ilusiones y engaños son metáforas y símbolos recurrentes en la literatura barroca
La literatura barroca se caracterizó por su tendencia a la exageración y al ornamento excesivo, utilizando contrastes extremos y habilidades retóricas
Los escritores barrocos buscaban transformar la realidad para crear belleza, ya sea mediante la deformación grotesca o la idealización
La expresión literaria barroca se distinguió por su complejidad formal y conceptual, considerando la dificultad en el lenguaje como un signo de refinamiento artístico
La poesía barroca se divide en dos vertientes principales: la popular, compuesta por villancicos, letrillas y romances, y la culta, dividida en conceptismo y culteranismo
El conceptismo se enfoca en la agudeza y profundidad de los conceptos y el culteranismo en la forma y el lenguaje altamente elaborado
Los poetas barrocos Luis de Góngora, Francisco de Quevedo y Lope de Vega se destacaron en diferentes estilos y temas en su obra poética