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La Química Forense en España ha sido clave en la resolución de crímenes, con avances como la integración de ADN y la cooperación internacional. La escena del crimen es el foco de la investigación, donde la recolección y análisis de evidencias determinan la conexión entre delitos, autores y víctimas. La metodología forense rigurosa y la clasificación de evidencias son esenciales para la justicia.
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En 1935, se unificaron los laboratorios forenses en España bajo el Instituto Nacional de Toxicología
Diversificación en áreas como Biología, Histología y Química
En 1967, el Instituto Nacional de Toxicología se especializó aún más en áreas como Biología, Histología y Química
En 1971, se estableció el Servicio de Información Toxicológica en España para asistir en emergencias químicas y envenenamientos
En 1991, la incorporación de la tecnología de ADN revolucionó los métodos de investigación forense en España
En 1994, se creó la Sección de Drogas de Abuso en España para fortalecer la investigación en este campo
En 1999, España se integró en la red ENFSI, fortaleciendo la cooperación internacional y el intercambio de conocimientos en la ciencia forense
La correcta preservación de la escena del crimen es crucial para garantizar la integridad de la investigación forense
Toma de fotografías, realización de bocetos y redacción de descripciones detalladas
Se emplea una metodología rigurosa que incluye la toma de fotografías, la realización de bocetos y la redacción de descripciones detalladas para examinar y documentar la escena del crimen
En la ciencia forense, se clasifican las evidencias e indicios como elementos materiales que pueden probar la ocurrencia de un delito o relacionar un delito con su autor o víctimas
Las evidencias se clasifican en categorías como biológicas, no biológicas y huellas o marcas, y son fundamentales en la investigación forense para identificar al perpetrador, reconstruir la secuencia de eventos o exonerar a un individuo injustamente acusado
La búsqueda de evidencias en la escena del crimen debe ser metódica y adaptarse a las particularidades de cada caso, documentando no solo los indicios presentes sino también aquellos que deberían encontrarse en función de los hechos