Los contratos aleatorios se basan en eventos inciertos, como en el juego y las apuestas, donde el azar y la habilidad determinan los resultados. La renta vitalicia, un acuerdo de pagos periódicos a cambio de un capital, y la compra de esperanza, donde se especula sobre resultados futuros, son ejemplos de estos acuerdos legales. La ley establece protecciones y limitaciones para asegurar la equidad y prevenir abusos en estas prácticas.
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Un contrato aleatorio es un acuerdo legal cuyo cumplimiento y beneficios dependen de un evento incierto y futuro
La incertidumbre inherente en cuanto a las obligaciones y derechos que asumirán las partes es un elemento fundamental en los contratos aleatorios
A diferencia de los contratos conmutativos, en los contratos aleatorios las prestaciones son inciertas y dependen de un evento futuro
El juego y la apuesta son ejemplos comunes de contratos aleatorios donde el resultado depende de la habilidad o el azar de los participantes
La renta vitalicia es un contrato aleatorio en el que una parte se compromete a pagar una suma periódica a cambio de un capital o bienes en propiedad
La compra de esperanza es un contrato aleatorio en el que una parte paga un precio por el derecho a recibir los posibles frutos de un evento incierto
La legislación civil regula los contratos aleatorios, diferenciando entre aquellos socialmente aceptables y los que son considerados ilícitos
La legislación civil establece una distinción clara entre los juegos y apuestas socialmente aceptables y aquellos que son prohibidos
La ley protege al pensionista en el contrato de renta vitalicia, permitiéndole exigir judicialmente el pago de rentas vencidas y asegurar futuras pensiones