La escultura y pintura románicas, con su rica iconografía y estilización, reflejan la espiritualidad de la Europa medieval. Estas obras artísticas, integradas en la arquitectura de espacios religiosos, servían como herramientas didácticas para una población mayoritariamente analfabeta. Destacan por su uso de materiales duraderos, colores vivos y representaciones simbólicas que facilitaban la comprensión de los misterios de la fe. En la Península Ibérica, las escuelas castellano-leonesa y catalana aportaron dinamismo y rigidez formal a estas manifestaciones artísticas.
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La escultura románica tenía como propósito principal instruir a una sociedad analfabeta a través de imágenes religiosas
Las esculturas románicas se encontraban en iglesias y monasterios, formando parte de la arquitectura y funcionando como "Biblias pauperum"
Aunque no buscaba representar la realidad física, la escultura románica tenía como objetivo transmitir la esencia espiritual de las figuras religiosas
Los escultores románicos preferían utilizar materiales como la piedra, la madera y el marfil para asegurar la durabilidad de sus obras
La aplicación de color en las esculturas románicas era común y aportaba significado adicional a las figuras
La escultura románica se divide en dos tipos: monumental y exenta, ambas enfocadas en representar narrativas y simbolismos religiosos
Las esculturas románicas se caracterizaban por tener una composición equilibrada y jerarquizada, integrándose en el espacio arquitectónico
La escultura románica no utilizaba la perspectiva para crear profundidad, sino que se basaba en la superposición de planos
Las figuras en la escultura románica tenían proporciones y formas estilizadas, adaptándose al espacio disponible y a veces presentando deformaciones intencionadas
La escultura monumental románica se manifestaba principalmente en las portadas de iglesias y catedrales, con escenas del Juicio Final o la Majestad de Cristo
Las arquivoltas y jambas de las portadas se decoraban con figuras de santos, apóstoles y profetas
Los capiteles y ménsulas de las portadas podían mostrar desde narrativas bíblicas hasta seres fantásticos, reflejando una mezcla de lo sagrado y lo profano