El Manierismo en la arquitectura del siglo XVI marcó una evolución del Renacimiento, destacando la obra de Miguel Ángel. Este estilo se caracteriza por su elegancia, artificialidad y complejidad, desafiando las normas de simetría y proporción. Ejemplos como la Sacristía Nueva de San Lorenzo y la Biblioteca Laurenciana ilustran la transición hacia una expresión más libre y dramática, preludiando el Barroco.
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El Manierismo se caracteriza por su enfoque en la elegancia, la artificialidad y la complejidad en la arquitectura renacentista
El Manierismo buscaba una expresión más subjetiva y emocional en contraste con las rígidas normas del Alto Renacimiento
Los arquitectos manieristas manipularon el lenguaje clásico de la arquitectura para crear obras con distorsiones espaciales y una rica ornamentación
Miguel Ángel introdujo elementos innovadores en la arquitectura, como hornacinas vacías y frontones rotos, que anticiparon el estilo manierista
La fachada nunca construida de la iglesia de San Lorenzo y la Sacristía Nueva son ejemplos de la influencia de Miguel Ángel en el Manierismo arquitectónico
La Biblioteca Laurenciana y la reconfiguración del Capitolio en Roma demuestran la madurez del estilo manierista de Miguel Ángel
Miguel Ángel redefinió el espacio urbano en Roma con su intervención en la plaza del Capitolio, utilizando elementos como pilastras de orden gigante y una perspectiva trapezoidal
Miguel Ángel dejó su huella en la arquitectura romana con su trabajo en el Palacio Farnesio y la basílica de San Pedro, incorporando elementos como ventanales peraltados y una cúpula monumental
La basílica de San Pedro representa la culminación del trabajo arquitectónico de Miguel Ángel y su influencia en el Manierismo se extendió más allá de su vida, marcando la transición hacia el Barroco