El oído humano es esencial para la audición y el equilibrio, compuesto por el oído externo, medio e interno. La audición comienza con la vibración del tímpano, transmitida por los huesecillos hasta la cóclea, donde las ondas sonoras se convierten en señales eléctricas que viajan al cerebro. La frecuencia y la intensidad del sonido afectan la percepción auditiva. La pérdida auditiva puede ser conductiva, sensorioneural o mixta, con investigaciones en curso para la regeneración de células ciliadas.
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El oído humano es capaz de detectar sonidos en un espectro de frecuencias y convertirlos en señales eléctricas para su interpretación en el cerebro
El oído humano también es responsable de mantener el equilibrio a través del aparato vestibular en el oído interno
Pabellón auricular
El pabellón auricular es la parte visible del oído externo y ayuda a dirigir las ondas sonoras hacia el conducto auditivo externo
Conducto auditivo externo
El conducto auditivo externo conduce las ondas sonoras hasta la membrana timpánica
Huesecillos auditivos
Los huesecillos auditivos amplifican y transmiten las vibraciones sonoras al oído interno
Ventana oval
La ventana oval conecta el oído medio con el oído interno y permite el paso de las vibraciones sonoras
Laberinto óseo
El laberinto óseo alberga el laberinto membranoso, que es esencial para la audición y el equilibrio
Cóclea
La cóclea es un órgano en forma de caracol lleno de líquido que convierte las vibraciones sonoras en señales eléctricas
Aparato vestibular
El aparato vestibular regula el equilibrio en el oído interno
Las ondas sonoras entran en el oído externo y hacen vibrar la membrana timpánica
En el oído medio, los huesecillos auditivos amplifican y transmiten las vibraciones sonoras al oído interno
En el oído interno, las vibraciones estimulan la cóclea y se convierten en señales eléctricas a través de las células ciliadas
El oído humano es capaz de detectar sonidos en un espectro de frecuencias que va desde los 20 hasta los 20,000 Hz
La frecuencia de las ondas sonoras determina el tono percibido, con frecuencias bajas correspondiendo a tonos graves y frecuencias altas a tonos agudos
La intensidad del sonido se mide en decibeles y puede ser perjudicial para los receptores auditivos si supera los 80 dB
La pérdida auditiva puede ser conductiva, sensorioneural o mixta, dependiendo de la causa
Aunque la regeneración de células ciliadas en humanos es limitada, se continúa investigando métodos para promover su regeneración